Poco a poco se va demostrando que la arquitectura puede tener muchas escalas, adaptando los materiales que tradicionalmente se asocian con grandes escalas a otras más pequeñas. Darle vueltas a esa idea fue lo que sirvió de inspiración para desarrollar la joyería reciclada. Comprobamos que muchas veces la belleza de los elementos no reside tanto en la calidad del material como en sus formas.
Cuando comenzamos con el trabajo lo más sorprendente fue ver las posibilidades que íbamos descubriendo en cada uno de los materiales con los que trabajamos, descubrir como cortando y doblando una lámina o un alambre, se pueden obtener formas que por si solas configuran una escultura en miniatura. En principio, al contrario de lo que parece, aunque trabajemos con materiales fríos, como láminas de metal, alambres, cables, tuercas y tornillos el resultado es cálido, tratamos de generar piezas que entren por la vista y que se antoje llevarlos puestos. Además los colores naturales de las piezas como el aluminio, resultan cálidos y favorecen, ya que no resultan estridentes sino que aportan brillo y dan luz a la cara, el cuello o las manos. A veces el toque de color se lo damos con cintas de colores lo que resalta aun más los brillos y tonos de los materiales.
Texto: Paz Moya / Arquitecta / Madrid
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