Poco a poco se va demostrando que la arquitectura puede tener muchas escalas, adaptando los materiales que tradicionalmente se asocian con grandes escalas a otras más pequeñas.
BURDO trabaja sobre la re-interpretación de materiales; transformando de chatarra a joyería, de frío a cálido, de suave a áspero. Esta exploración es pragmática y cotidiana, y funciona a través de la retro-alimentación de sus usuarios o, en algunos de los casos, de sus víctimas.